La falacia del conocimiento consiste en que lo que el hombre cree conocer, es solamente una descripción verbalizada de la realidad, en si carente de sustancia y básicamente heredada, nuestros prejuicios lejos de ser personales forman un complejo social en el que todos participamos, el error básico esta en el programa de nuestra colmena humana.
Como no se conocen en si los alcances de la relación, interpretación-acción nuestra ilusión se traduce en una inmediata y sistemática destrucción del mundo en que vivimos, proyectamos fuera lo que decodificamos dentro en base a la limitación y corrupción de los datos de que disponemos.
Como herederos de la larga cadena animal y último eslabón catalizador del destino del planeta, nos cabe la tarea de impulsarlo a sus destinos evolutivos, no ya como ente colectivo si no en nuestra flamante y realmente pragmática tarea… la matriz humana acaba de dar a luz al individuo.
Cada hombre debe reinterpretar el mundo en que vive, debe cambiar sus códigos internos, porque uno de los secretos que esconde la maravillosa mente humana, es la de que, así como formula su micro mundo imaginativo es como configura el macro mundo en que la aparente acción es desplegada.
Nuestra ciencia hermética es una de las vías en las que la mutación del genero humano se esta estableciendo. El aparente retroceso de nuestra raza, el caos generalizado y la evidente destrucción planetaria son la entrada vertiginosa en la curva geométrica que nos lleva al punto omega.
Esto es, el momento en que el tiempo termina con su manifestación aparentemente lineal y se produce la reversibilidad de la conciencia. Así como la muerte del ser humano, lo lleva a la totalidad de si mismo, el momento del clímax planetario inaugurara la ruina del hombre como especie y la gloria interna del ser como individuo.