27 abr 2010
SULPHUR
La acción y la contemplación solo pueden oponerse dentro de una muy restringida visión de la vida espiritual, porque el origen de toda acción humana esta en la fuerza potencial de la contemplación previa.
Los grados de pureza de nuestro azufre, que es el agente que permite coagular, es decir llevar al acto en si las determinaciones de nuestra voluntad, dependen de las diferentes tomas de conciencia en el percibir las situaciones.
Así azufre y mercurio mantienen una relación de sinergia interactuante,..Cuando la pureza de nuestro mercurio
Llega al límite de espejar sin interferencias preconceptuales la percepción de la realidad, entonces se genera lo que llamamos nuestro azufre rojo.
El equilibrio entre estas dos posiciones aparentemente opuestas, no consiste en una posición intermedia, que seria al fin, otra posición. Acción y contemplación no son funciones contradictorias, pero solo se concilian cuando se lleva la acción a un nivel trascendente.
Esta acción es acción concreta entonces, pero en si es irradiación que posee un alcance y potencial no determinado y expansivo, pero que se manifiesta a través de una acción concreta y limitada.
La acción siempre existe pero esta acción que en si es un perseguir la presa, no es más que un gasto inútil de un potencial que, sostenido por la permanencia en un estado negativo, hubiera alcanzado una expansión no determinada, y por ende un efecto trascendente…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)